El sastre, el rey y el oso




El sastre, el rey y el oso

Erase una vez un rey muy poderoso que a la vez era caprichoso y cruel. Un día nuestro rey se disponía a ponerse su chaqueta preferida, cuando se percató de que le faltaba un botón, ¡Eso no podía ser!
Encolerizado mando a que decapitarán al día siguiente al sastre que se encargaba de su vestuario. Enseguida fue la guardia del palacio a buscar al desafortunado sastre a su casa, para llevarlo a las mazmorras donde esperaría su muerte. 

A la hora de la cena, uno de los carceleros llevó al sastre su última comida, y oyó que éste murmuraba: "Pobre rey".  El guardia riendo a más no poder le espetó: Como que pobre rey, más bien será pobre de ti, pues es tu cabeza la que se separará de tu cuerpo mañana. Tu no lo entiendes, ¿Que es lo que más le importa al rey? A esto contestó el carcelero: Lo más importante supongo que será su pueblo.  No seas estúpido, dijo el sastre, digo algo que sea realmente importante para él.

El guardia empezó a adivinar, ¿su esposa? ¿sus riquezas? pero a todo le decía el sastre que no, hasta que por fin el celador dio en el clavo. ¡Claro, claro lo que más le importa es su querido oso! Pues mañana cuando yo muera, el rey perderá su única oportunidad de conseguir que su oso hable, es un viejo secreto familiar, yo soy entrenador de osos.

El guardia más rápido que inmediatamente y para ganarse el favor del rey fue corriendo a contarle que el sastre podía enseñar a hablar a los osos. El rey estaba maravillado y mando llamar al sastre. 
_ Quiero que enseñes a mi oso nuestro lenguaje. _ Sería un honor mi ilustrísima, pero enseñar a hablar a un oso es tarea difícil y lleva bastante tiempo. _ ¿Cuanto tiempo llevaría el aprendizaje? A lo que el sastre contestó: - Puesto que el oso del reino es muy inteligente, por lo menos duraría...duraría, por lo menos dos años. El rey quedó pensativo y dijo: Muy bien tu pena quedará suspendida durante dos años y entrenaras a mi oso. Para que no pierdas tiempo, tú y tu familia viviréis en el reino y nada que necesitéis o deseéis os será negado, pero si dentro de dos años el oso no habla, te arrepentirás y rogaras que el verdugo te hubiera matado. ¡No lo olvides!

En casa todos lloraban la perdida del sastre, cuando éste apareció con una bolsa de oro y regalos en el carruaje del rey. El sastre contó a su mujer lo que había pasado, pero la esposa quedó muy preocupada.  ¡Pero estas loco! - Tú ni siquiera has visto a un oso, estas completamente loco.  - Calma mujer, mira me iban a cortar la cabeza y ahora tengo dos años y además viviremos en el reino.  En dos años pueden pasar muchas cosas... Se puede morir el rey... me puedo morir yo o el oso... Y quizás, quien sabe, ¡hasta el oso podría llegar a hablar! 

A lo mejor te gustaría leer: 

Aplícate el cuento   


2 comentarios:

  1. Como estrategia dilatoria está bien. ¿Cómo práctica, si no sabe hablar un idioma como va a enseñárselo a otro?
    Los desesperados -que actúan como los locos- pueden pensar y ver lo que nadie ve. Simplemente porque tienen la premura y la urgencia, pues una sanción grave está sobre ellos, que los otros no tienen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Toni por exponer tu interpretación. Un saludo

      Eliminar

Multicursor