Un poco de filosofia griega


Filosofía

La muerte según Epicuro

Acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que el bien y el mal no existen más que en la sensación y la muerte no es más que la privación de sensación.
Un conocimiento exacto de este hecho, que la muerte no es nada para nosotros, permite gozar de esta vida mortal evitándonos añadirle la idea de una duración eterna y quitándonos el deseo de la inmortalidad. Pues en la vida no hay nada temible para el que ha comprendido que no hay nada temible en el hecho de no vivir. Es necio quien dice que teme la muerte, no porque es temible una vez llegada, sino porque es temible el esperarla. Porque si una cosa no nos causa ningún daño con su presencia, es necio entristecerse por esperarla. 

Así pues, el (considerado) más espantoso de todos los males, la muerte, no es nada para nosotros porque, mientras vivimos no existe la muerte y cuando la muerte existe, nosotros ya no somos (no estamos). Por tanto la muerte ya no existe ni para los vivos ni para los muertos, porque para los unos (vivos) no existe y los otros ya no son.

La mayoría de los hombres, unas veces teme la muerte como el peor de los males, y otras veces la desea como el termino de los males de la vida.  El sabio por el contrario, ni desea ni teme la muerte, ya que la vida no le es una carga y tampoco cree que sea un mal el no existir. Igual que no es la abundancia de los alimentos, sino su calidad lo que nos place, tampoco es la duración de la vida la que nos agrada, sino que sea grata... Conviene recordar, que el futuro ni está enteramente en nuestras manos, ni completamente fuera de nuestro alcance, de suerte que no debemos ni esperarlo como si tuviese que llegar con seguridad, ni desesperar como si no tuviese que llegar con certeza.   

Epicteto

Lo que inquieta a los hombres no son las cosas, sino sus opiniones de las cosas. Por ejemplo, la muerte no es un mal, porque si lo fuera, así se lo habría parecido a Sócrates. Pero el mal es la opinión que se tiene de que la muerte es un mal. Por consiguiente, cuando no sentimos contrariados, inquietos o tristes no debemos acusar a nadie más que a nosotros mismos, es decir, a nuestras opiniones.  

Es propio de un ignorante echar la culpa a los otros de sus desgracias; en cambio acusarse sólo a sí mismo, es propio de un hombre que empieza a instruirse; y no acusar ni a los demás ni a sí mismo, es lo que hace el hombre instruido.  


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4 comentarios:

  1. El drama de la muerte, como a todo lo que le tenemos miedo, está en su huida de ella. Si no hay huida, no hay dolor.

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  2. Aunque queramos racionalizarlo o verlo de manera filosófica, las emociones humanas afloran siempre ante esa incertidumbre y el ansia de un futuro incierto.

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    1. Gracias AK por compartir tu punto de vista. Saludos

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