Demos las gracias porque como decía mi abuela, no sabemos de la misa ni la mitad.
Erase una vez un rey que tomó como consejero a un joven monje a quien se le había muerto su maestro espiritual. En el entierro del maestro fallecido el rey oyó al monje susurrar varias veces, 'doy gracias por estos hechos'.
El rey naturalmente estaba desconcertado y un poco enfadado también ante la actitud del joven, pero pensó que quizás el monje estaba agradecido porque su maestro murió rápidamente y sin soportar una larga agonía.
Un día el rey y toda su corte salieron de caza y accidentalmente, no se sabe muy bien como, el rey se hizo un corte profundo en el pie, empezó a sangrar profusamente y al final tuvieron que amputárselo. Su joven consejero como siempre exclamó: 'En verdad, agradecemos este hecho.' El rey furioso y cansado de oír estos agradecimientos sin sentido, no dudo en despedir al monje, el cual ante esto reaccionó diciendo: 'No puedo estar más que agradecido ante este hecho.'
No paso mucho tiempo cuando el rey tuvo la desgracia de ser capturado por una tribu salvaje de caníbales, que estaban dispuestos a comérselo, pero el jefe al darse cuenta de que le faltaba un dedo, se horrorizó, esto era un mal presagio. Ordenó que lo dejaran en libertad inmediatamente.
El rey comprendió entonces la suerte que había tenido al perder su dedo, pues debido a esto había salvado la vida y arrepentido mando a llamar de nuevo a su servicio al monje y le dijo: 'Ahora entiendo tu agradecimiento por lo de mi dedo, pero ¿porque estabas agradecido cuando te despedí? El consejero respondió: 'Si no me hubieses despedido, habría estado a tu lado cuando te capturaron y al no poderte comer a ti, seguro que me hubiesen comido a mí.
No sabemos casi nunca porque suceden las cosas. Algunas veces las vemos claras después de un tiempo, otras veces no, pero siempre todo va dirigido hacia un bien mayor.
Mi versión (El camino de la Espiritualidad, J.B.)
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El rey comprendió entonces la suerte que había tenido al perder su dedo, pues debido a esto había salvado la vida y arrepentido mando a llamar de nuevo a su servicio al monje y le dijo: 'Ahora entiendo tu agradecimiento por lo de mi dedo, pero ¿porque estabas agradecido cuando te despedí? El consejero respondió: 'Si no me hubieses despedido, habría estado a tu lado cuando te capturaron y al no poderte comer a ti, seguro que me hubiesen comido a mí.
No sabemos casi nunca porque suceden las cosas. Algunas veces las vemos claras después de un tiempo, otras veces no, pero siempre todo va dirigido hacia un bien mayor.
Mi versión (El camino de la Espiritualidad, J.B.)
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