Dos fábulas sobre Dios y hombres


Hombres y cielos


Cuando los dioses eran todavía muy jóvenes crearon a las personas para jugar con ellas. Pero los seres humanos se negaban a jugar, pues recordaban de donde provenían y solo deseaban regresar a su hogar, en alguno de los siete cielos.

Un día los dioses se reunieron a decidir sobre donde podrían esconderse para que los hombres no los encontrarán y no pudiesen desbaratar y obstaculizar sus juegos. Uno de ellos sugirió, '¿que tal si nos escondemos en la luna?' 'No, que va', replico uno de ellos, 'los hombres son muy inteligentes y presiento que construirán cohetes para explorar los planetas.' Pensaron en el fondo del océano, en la cima del monte Everest, en el centro de la tierra, pero ningún sitio les parecía seguro, el ser humano es muy intrépido e inquieto y siempre esta buscando y buscando sitios que investigar.

Tras mucho debatir y pensar la Diosa de la Sabiduría propuso, 'el hombre siempre esta buscando cosas ajenas a si mismo y fuera de su entorno inmediato, de modo que si nos escondemos en el centro de su corazón, nunca se le ocurrirá mirar allí'. A los dioses se les ilumino la cara con la maravillosa idea. 

Desde entonces los dioses moran en el corazón de hombres y mujeres, juegan y crean juegos para todos y mantienen a los seres humanos tan entretenidos que se han olvidado de sus cielos.


Otra versión de la misma historia

Dios

Una antigua leyenda cuenta que al principio de los tiempos Dios vivía en un pueblecito, de cuyo nombre no logro acordarme, con Jesús y el Espíritu Santo.  La gente del lugar atosigaba a Dios constantemente pidiéndole cosas.

De día o de noche acudían a su casa a quejarse, unos porque eran demasiado feos, otros porque eran demasiado guapos. Algunos por ser demasiado altos y otros por ser muy bajitos, en fin las quejas nunca faltaban.  

'Esto es intolerable', dijo Dios al Espíritu y a Jesús. 'Tenemos que mudarnos a otro lugar en donde las personas sean más tolerantes consigo mismas y no me molesten tanto'.

'¿Que tal si nos vamos al Everest?' Sugirió Jesús, 'Allí no va nadie.'  Pero Dios le contestó, 'Tú eres muy joven aún y no conoces bien a la gente, son muy listos cuando se lo proponen, seguro que se las ingenian para llegar hasta allí.'  Entonces el Espíritu comento: 'Quizás la luna será un buen lugar.' Dios moviendo negativamente la cabeza replicó: 'Esta gente ira a la luna, al Everest y a Marte, incluso es posible que me maten ya que me culpan por todo. 

En esto un viejo sabio que andaba cerca y había escuchado todo le susurro a Dios, 'No es necesario que te vayas tan lejos, basta con que empequeñezcas y te introduzcas en el mismo centro del ser humano, allí seguro que no se les ocurrirá buscarte.'

Por supuesto Dios hizo caso al viejo sabio y desde entonces se dice, "Más sabe el diablo por viejo que por diablo".
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